16.5 gramos por metro cuadrado a doble cara
Exposición de pinturas de Albert Colomer, arquitecto.
Tal como una infusión atraviesa el papel dejando a un lado la planta que ha creado el aroma, la pintura se deposita sobre un papel transparente, olvidando quien pinta para convertirse, la pintura, sola, un objeto autónomo, que con su propia viscosidad, capilaridad y untuosidad decide la forma con la que quiere que la miren.
Pintando papeles se deposita pintura sobre un soporte delicado, en este caso un papel de 16.5 gramos el metro cuadrado, papel de filtro para bolsitas de té (papel de abacano y celulosa).
La exposición es una relación simbiótica entre el papel y la pintura, el débil papel que necesita de la resistencia de la pintura para no romperse, y la pintura viscosa que no se puede expandir si no tiene un soporte que le haga compañía mientras se seca.
Quien pinta sólo mira.