Exposición de pinturas de Albert Colomer, arquitecto.
Tal como una infusión atraviesa el papel dejando a un lado la planta que ha creado el aroma, la pintura se deposita sobre un papel transparente, olvidando quien pinta para convertirse, la pintura, sola, un objeto autónomo, que con su propia viscosidad, capilaridad y untuosidad decide la forma con la que quiere que la miren.